La caspa es una afección dermatológica común, crónica y recurrente, caracterizada por la descamación de escamas sueltas y blanquecinas de tamaño variable en un cuero cabelludo de aspecto generalmente normal. Las escamas pueden estar secas o cubiertas con una ligera película de grasa, ubicarse en una o más áreas limitadas o, más comúnmente, afectar todo el cuero cabelludo. La cantidad de escamas producidas suele ser constante dentro de la misma zona, pero puede variar considerablemente de un lugar a otro.
Prurito (picazón) puede estar presente o no. En este caso es de leve a moderada y en casos más graves se observa una leve inflamación del cuero cabelludo, que se manifiesta por eritrina persistente. Según su intensidad se puede clasificar en:
Leve - Consiste en descamación que se adhiere al cuero cabelludo, perceptible sólo después del afeitado o cepillado del cuero cabelludo debido a la presencia de pequeñas escamas blanquecinas cercanas a la región donde se implanta el cabello.
Moderado - Cuando la descamación ya se nota, incluso en ausencia de procesos que hagan que se aleje del cuero cabelludo. Las escamas se encuentran sueltas entre las hebras y también aparecen en mayor cantidad, variando de una zona del cuero cabelludo a otra o afectando solo a determinadas zonas.
Grave - Se caracteriza por una descamación intensa, abundante y notoria, no sólo entre los mechones del cabello sino también en los hombros del afectado. Suele afectar a todo el cuero cabelludo, con una intensa proliferación de escamas de distintos tamaños.
Dermatitis seborreica: la dermatitis seborreica es una enfermedad inflamatoria superficial crónica de la piel. Suele afectar al cuero cabelludo, así como a otras zonas del cuerpo, la cara, la zona detrás de la oreja, las axilas, la zona externa y la espalda. Se caracteriza por presentar descamaciones sueltas o adherentes, de aspecto amarillento, o incluso costras gruesas que forman placas de diversos tamaños. El cuero cabelludo siempre está afectado y muestra un eritema de moderado a grave. El picor suele ser intenso e incómodo. Actualmente, la mayoría de los dermatólogos creen que la caspa es una forma leve de dermatitis seborreica.
La caspa no es sinónimo de falta de higiene.
HISTORIA DE LA CASPA
Hace más de cien años, un investigador francés llamado Maslassy sugirió por primera vez la existencia de una relación causal entre PITYROSPORUM OVALE y la caspa, al identificar este hongo asociado a la dermatitis descamativa del cuero cabelludo y otras zonas del cuerpo. Varios autores, a finales del siglo pasado, demostraron la presencia de este hongo en las escamas del cuero cabelludo y la piel de pacientes con caspa y dermatitis seborreica, estimando así la posibilidad de una relación causa/efecto.
Las pruebas que corroboraban los postulados continuaron acumulándose hasta la década de 1930, pero no fueron confirmadas debido a la dificultad técnica del cultivo del hongo, así como a la falta de terapia para probar las hipótesis. Hacia los años 50, con la aparición de los corticoides y la buena respuesta de la dermatitis seborreica a su uso, se sugirió que el principal determinante de la caspa sería un proceso inflamatorio del cuero cabelludo que resultaría en una marcada proliferación de la epidermis con su consecuente descamación.
El papel de PITYROSPORUM OVALE quedó entonces relegado al agente patógeno secundario, que se desarrollaría a partir del buen entorno de crecimiento que proporciona la inflamación. Hace aproximadamente dos décadas, con la introducción de una terapia antifúngica más eficaz, resurgió el papel del PITYROSPORUM OVALE como agente principal y, a principios de los años 1980, pudo confirmarse experimentalmente.
Epidemiología de la caspa
Algunos dermatólogos todavía consideran la caspa como una desviación de la normalidad fisiológica del cuero cabelludo. Se sabe, sin embargo, que está presente en más del 40% de la población adulta blanca independientemente del sexo y está relacionada con la predisposición individual y factores ambientales. Poco común en la infancia, puede manifestarse gradualmente a partir de los 5 años, alcanzando su máxima incidencia entre los 10 y los 20 años.
La mayor frecuencia en este grupo de edad sugiere que la estimulación hormonal acompañada de una mayor actividad sebácea es un factor que permite el establecimiento del problema. Este hecho queda demostrado por su disminución paulatina en pacientes mayores de 40 años, período en el que se produce una correspondiente reducción seborreica; Tampoco parece estar directamente relacionado con una mayor o menor secreción sebácea en el cuero cabelludo.
En las últimas décadas, gracias a exhaustivas investigaciones científicas, se ha demostrado que la presencia de microorganismos en el cuero cabelludo de los pacientes con la enfermedad es un factor causal principal para su desarrollo. A través de ensayos clínicos y una extensa revisión de trabajos publicados anteriormente, se evidenció que la presencia de dos hongos, PITYROSPORUM OVALE y PIYROSPORUM ORBICULAR, están directamente relacionados con la aparición de la afección en individuos predispuestos.
Más recientemente, Shuster concluyó que PITYROSPORUM OVALE es definitivamente el agente causante de la caspa, demostrando que la actividad del ketoconasal sobre la levadura, inhibiendo su crecimiento, redujo significativamente los síntomas de la dermatosis. También se sabe que la predisposición genética ejerce una influencia importante en el desarrollo de la caspa, así como factores neurológicos, endocrinos y emocionales ambientales convirtiéndose en factores de apoyo en el proceso, ya que contribuyen a la formación de un ambiente ideal para el crecimiento del hongo. .
Pityrosporum Ovale
PITYROSPORUM OVALE es un hongo dimófilo y lipofílico, miembro de la flora normal de la piel humana, así como agente causal de algunas afecciones dermatológicas. Se encuentra en grandes cantidades en el cuero cabelludo de pacientes afectados por caspa y dermatitis seborreica, lo que corresponde respectivamente al 75% y al 84% de la flora total del cuero cabelludo en estos individuos, en comparación con sólo el 46% en individuos normales.
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