Famosos son aquellos estudiantes que han decidido quitarse horas de sueño para seguir estudiando. Famosos son porque suelen tomar grandes cantidades de café o directamente cafeína con el fin de que el sueño no les interrumpa. De hecho, esta actitud se sigue llevando a cabo en los cursos más complicados con el fin de conseguir sacar hacia adelante esos exámenes o trabajos que son extremadamente importantes y que no se pueden permitir suspender.
La actitud es sencilla de llevar a cabo, aunque mantenerla puede llegar a ser extremadamente complicado. Hablamos de que los estudiantes, en vez de dormir por la noche, dedican las horas de madrugada a seguir estudiando. Por supuesto, no duermen. Y el sueño hará acto de presencia de un momento a otro, por lo que se ven obligados a tomar sustancias de diferentes tipos con un denominador común: les ayudarán a mantenerse despiertos y sin sueño, forzando a que el cerebro adquiera los conocimientos que necesitan. Algo peligroso, está claro.
El principal peligro de esta habitualidad reside en que el cerebro y el cuerpo no descansan. Y por lo tanto se pueden provocar daños en los mismos que más adelante pasarán factura, en ocasiones de manera grave. Por lo general, la falta de sueño destruye neuronas y componentes clave para el correcto funcionamiento del propio cerebro, por lo que podéis llegar a tener pérdidas de memoria, falta de concentración y problemas psicológicos.
La mejor manera de estudiar está clara: diseñad vuestros propios horarios, distribuyendo una serie de horas diarias para estudiar de manera correcta. Así almacenaréis los contenidos de buena forma, cuidaréis vuestro cerebro y, lo que es más importante, evitaréis daños que a la larga os podrían pasar una factura en cuanto a salud. La recomendación no solo tiene que ver con el bienestar, sino también con el éxito que tengáis en los estudios.
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