La quiropráctica está experimentando un rápido crecimiento en los Estados Unidos, consolidándose como la segunda profesión sanitaria más grande, justo detrás de la medicina convencional. Esta disciplina, cuyo nombre deriva del griego «Quiros» que significa manos y «Praxis» que significa ejercitar o practicar, tiene sus raíces en la antigüedad, siendo mencionada por Hipócrates. Sin embargo, tomó forma como ciencia en 1895 gracias a Daniel David Palmer, un magnetoterapeuta canadiense radicado en Davenport, Iowa.
El punto de inflexión se dio cuando Palmer trató a Harvey Lillard, un conserje que había perdido la audición después de experimentar una «grieta» en su espalda. Al examinarlo, Palmer detectó una desalineación en su columna vertebral y, utilizando técnicas manuales, realineó la vértebra afectada, devolviendo la audición a Lillard en unos días. Esta intervención sentó las bases de la quiropráctica moderna, siendo desarrollada posteriormente por su hijo, Joshua Bartlett Palmer (BJ).
La primera quiropráctica
BJ Palmer, junto con su esposa Mabel Heath Palmer, quien se convirtió en la primera quiropráctica, contribuyó al crecimiento y desarrollo de esta disciplina. Fundaron la Escuela Palmer de Quiropráctica en Davenport, Iowa, ahora conocida como Universidad Palmer, donde se enseña la peculiar filosofía-arte-ciencia de la quiropráctica. Hoy en día, la quiropráctica está legalizada y licenciada en los Estados Unidos y varios otros países, donde los quiroprácticos son reconocidos como profesionales de la salud.
El principio fundamental de la quiropráctica es localizar y corregir las subluxaciones vertebrales, que son desalineaciones asociadas con la compresión de estructuras del sistema nervioso y lesiones tisulares. Estas subluxaciones interfieren con el sistema nervioso, afectando la comunicación con los órganos y sistemas periféricos. A través de ajustes manuales, se eliminan estas interferencias, permitiendo que el sistema nervioso funcione adecuadamente y promoviendo la homeostasis.
Numerosos estudios científicos respaldan la eficacia de los ajustes quiroprácticos, demostrando mejoras significativas en diversas patologías neuromusculares como lumbalgias, cefaleas, lesiones por latigazo cervical, ciática, entre otras. La Organización Mundial de la Salud reconoce la quiropráctica como una profesión de la salud, y la Federación Mundial de Quiropráctica tiene representación ante ella.
En Brasil, la Asociación Nacional de Quiropatía reúne a profesionales capacitados en el curso gratuito de Quiropatía impartido por el Instituto Brasileño de Quiropatía. Esta asociación promueve la formación y la práctica ética de la quiropráctica en el país.
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